Hace ya unos 15 años, me inicié en la fotografía de aves y, desde entonces, no he parado. A mis casi 84 años, es mi afición favorita y sin duda mi mejor terapia para mantenerme en forma y feliz.
Desde niño, mi padre me inculcó la afición a los pájaros y a la naturaleza. Pasábamos muchos ratos en los bosques cercanos a Igualada, especialmente buscando setas y pescando en los riachuelos del lugar. Él cazaba pajaritos y participaba en certámenes periódicos; a menudo yo le acompañaba. Hace ya unos 15 años, me inicié en la fotografía de aves y, desde entonces, no he parado. A mis casi 84 años, es mi afición favorita y sin duda mi mejor terapia para mantenerme en forma y feliz.
Por otro lado creo que si los responsables de hacer respetar la naturaleza no se ponen a trabajar en serio, mis colegas y yo podemos ser la última generación que nos dedicamos a este hermoso hobby. Estamos a tiempo para conservar lo poco que queda; lo perdido es ya irrecuperable...