A pesar de los exabruptos iniciales entre mi padre y Josep Romeu, que este explica en el texto del libro sobre los Ciclos de teatro medieval -recientemente publicado-, con ambos personajes y yo misma como actriz en algunos de los ciclos, en el que colaboraron estrechamente durante ocho años, entregando lo mejor de sus conocimientos profesionales respectivos.
Ahora, cincuenta años después se nos permite disfrutar, gracias a la publicación del libro y el montaje de la exposición de FineArt, de la extraordinaria valía de unas fotografías -en blanco y negro- que mi padre supo fijar en el tiempo y que reflejan el espíritu de aquellas representaciones centenarias.
Este hallazgo ha sido posible, en parte, a que mi padre cedió en vida los negativos al fondo documental del Institut del Teatre de Barcelona; y, a esta entidad que ha sabido velar por sus archivos.