En octubre de 2016 pude llevar a cabo este proyecto que me motivó enormemente desde el momento en que comencé a documentarme al respecto. En cuanto llegué a la capital de Etiopía, Addis, siguieron tres jornadas completas de más de ocho horas, transitando por caminos en mal estado y con escasas infraestructuras que observé a partir del segundo día de trayecto.

Las fotografías fueron realizadas en amaneceres y atardeceres, persiguiendo la luz natural adecuada y ayudándome de un reflector plegable, que enseñé a manejar al guía local acompañante. Todos los adornos florales y pinturas corporales que portaban los improvisados modelos eran iniciativa propia, en ningún caso intervine yo. Para este trabajo opté por su presentación en blanco y negro en lo que se refiere a sus profundas miradas, y a sus llamativas pinturas corporales tan habituales y diversas en su vida diaria.