Así es como, en enero de 2017, emprendió un largo viaje en busca de su feminidad y su propia identidad. Unos meses más tarde, Roberta me dejó retratarla en algunos de los momentos más cotidianos de su día a día: poniendo lavadoras, vistiéndose, comprando comestibles, regando las plantas, tomando el sol en la playa.

La exposición “Roberta: Diario de Transbordo'” recoge el testigo del tránsito de género de Roberta, con gestos aparentemente simples que tienen un valor reivindicativo. Porque vivir tal como una se siente es, hoy en día, toda una declaración política.