Vladimir tiene una pasión por la fotografía desde su adolescencia, y durante los estudios de ingeniería descubrió, que era su auténtica vocación.
Hace fotos de todo lo que ve, incluido lo que está prohibido fotografiar, con su cámara Zenit, de fabricación soviética. Trabaja para su placer, no pudiendo publicar sus fotos. La fotografía de calle, no oficial, no se puede publicar en la URSS,
Se trasladó a Moscú en 1972 y se convirtió en fotógrafo para editoriales. Organizó, con su mujer Aïda Hmeleva, presentaciones de obras de pintores rusos en su piso del centro de Moscú.
Considerado un disidente y vigilado por la policía, decidió marcharse de su país, de donde emigró con su mujer y dos hijos. Se llevó más de 180.000 fotografías. Fue el primer fotógrafo soviético que llegó a Occidente con archivos de la vida cotidiana.
Fotografías y material procedentes de la donación del autor a Josep M. Farré Padrós.