El esfuerzo del campesino, que trabaja la tierra día tras día, se convierte en arte cuando el dron despega y nos revela la magia de un tapiz efímero. Líneas rectas, círculos, cenefas, diseños con los que los/las agricultores/as con sus máquinas decoran con maestría nuestro paisaje. Las texturas de las cosechas y los colores de las semillas que fructifican acaban de componer un lienzo que sólo descubrimos a vista de pájaro.

Para cultivar el campo hay que mirar al cielo, dicen, y es aquí donde contemplamos un espectáculo visual único que no se percibe con los pies en el suelo. Artistas con tractor nos ofrece esta visión.