Latidos de sangre y drogas
En la Cañada Real habita un nutrido grupo de personas adictas a las drogas y señaladas por la sociedad.
Viven en duras condiciones, sin acceso a necesidades básicas como el agua y la luz, luchando por seguir adelante cada día.
También tienen añoranzas, sentimientos, sueños, y un objetivo en común: la esperanza de salir algún día, del mundo de las drogas que hizo de sus vidas un infierno...
Las imágenes de Latidos de sangre y drogas, giran en torno al submundo de las drogas, usando la fotografía como medio para mostrarlos de la manera más honesta y humana posible, eliminando las etiquetas que la sociedad les atribuye.
Joaquín Tornero