El autor nos presenta una selección de instantes fugaces que nos muestran la fuerza de una cultura y un país para luchar, organizarse y no desfallecer. Individual y colectivamente brillan a partes iguales en una simbiosis perfecta. Adentrándonos en ella, evidenciamos la gran diversidad humana presente en cada construcción en que cada uno persigue un anhelo común, y esto nos sirve de modelo de vida. Las imágenes nos hablan de los grupos sin importar el color de la camisa, sino el espíritu del movimiento. La persona pierde el miedo al contacto, al tacto ajeno, con el fin de alcanzar metas comunes; y, todos juntos, besar el cielo.